La ex niña soldado China Keitetsi ha visitado el campus de Ciudad Real para participar en el I Ciclo de Conferencias “Los Derechos Humanos: una asignatura pendiente”, en el que ha contado a los asistentes su experiencia personal. El Ciclo ha sido organizado por la UCLM y Amnistía Internacional Ciudad Real
“Ahora soy afortunada; puedo llorar, puedo sentir”, con estas palabras comenzó su intervención la ex niña soldado China Keitetsi, una joven de 28 años que acaba de escribir un libro que narra sus experiencias y que ayer visitó el campus de Ciudad Real para participar en el I Ciclo de Conferencias “Los Derechos Humanos: una asignatura pendiente”, que organiza la UCLM y Amnistía Internacional.
China, abandonada por su padre por “ser niña” y maltratada por su madrastra, fue reclutada como a la edad de ocho años por el Ejército de Resistencia Nacional (NRA) para luchar contra el régimen de Milton Obote, entonces presidente de Uganda.
Desde entonces y hasta su fuga del ejército a la edad de diecisiete años, Keitetsi experimentó la dura realidad de un niño forzado a luchar en un conflicto en el que los cautivados del NRA eran torturados y mutilados. China manifestó que “he matado a tanta gente que he perdido la cuenta”.
La ex niña soldado se refirió también a los abusos sexuales sufridos en el ejército. A la edad de 14 años dio a luz a su primer hijo y con 18 a la segunda, hija de la cual no sabe nada aunque lucha por encontrarla.
A pesar de los años transcurridos, todavía le cuesta explicar con palabras esos diez años de su vida, revivir el miedo constante, la brutalidad de sus acciones, la pérdida de su infancia y adolescencia. Sólo era una cría pero a los pocos días de unirse al NRA, China ya tenía un fusil entre sus manos.
En 1995 China consiguió escapar del ejército, dejó atrás a su hijo y su país, hasta llegar a Sudáfrica. En 1999, el Alto Comisariado de Naciones Unidas para los Refugiados la envió a Dinamarca, país que la acogió como “una madre”.
Según la Coalición contra la Utilización de Niños Soldado, en el mundo hay cerca de 500.000 niños y niñas soldados combatiendo en casi todos los principales conflictos armados del mundo. En la mayoría de los casos, son secuestrados o arrancados de sus familias, de sus propios colegios, o son captados cuando huyen de situaciones familiares difíciles y de la miseria. Una vez reclutados, reciben instrucción como adultos y pasan a estar disponibles para lo que haga falta: combatir en primera línea de fuego, acarrear agua, cocinar, actuar como señuelos, mensajeros o espías. En el caso de las niñas, además, son utilizadas sexualmente por sus mandos y sufren todo tipo de vejaciones y violaciones.