Con una ponencia titulada “El Quijote como regimen sanitatis”, Francisco Crosas, profesor de Literatura de la Facultad de Humanidades, ha participado en el ciclo “Los martes de Lorenzana”, organizado por el vicerrectorado de Toledo y la Universidad de Mayores “José Saramago” con el objetivo de dinamizar culturalmente el Campus. Crosas afirma que El Quijote interesa por lo que tiene de clásico y que se pueden hallar en el texto referentes éticos de nuestra tradición cultural, casi disuelta por diferentes hechos históricos contemporáneos.
“Si El Quijote sigue leyéndose hoy no se debe a que diga tal o cual cosa que ahora esté de moda, en nuestra hedonista y ramplona cultura postmoderna. Tampoco se debe a que nos haga mucha gracia la dimensión paródica”, considera Francisco Crosas. Según el profesor, para quien El Quijote interesa por lo que tiene de clásico, “es lícito buscar en el texto los referentes éticos de una tradición cultural –la nuestra, la Occidental- que una malhadada revolución iluminista, dos guerras mundiales y varios genocidios del siglo XX han conseguido machacar y disolver hasta el punto de hacerla casi irreconocible para las generaciones más jóvenes”. Y esto, incluso, sin violentar el sentido del texto y su dimensión estética (que incluye, sin duda, la parodia y la burla).
“Nadie puede negar la dimensión ética de El Quijote”, afirma Crosas basándose en la sucesión de casos de conciencia que se suceden en el texto. “Cervantes los resuelve según su buen sentido, que elogia, aún cuando utiliza la ironía, el camino de la virtud y vitupera el de la injusticia y el egoísmo”, explica el profesor.
Para Crosas, “frente a una cultura del pensamiento débil –que es el peor de los fundamentalismos, pues se castra a sí mismo, imposibilitándose su regeneración- El Quijote es hijo de una tradición de pensamiento fuerte; dicho de otra manera, es hijo del Humanismo”. Según su criterio, libertad, persona, vida, muerte, Dios, no son en la novela palabras vacías o simples signos desprovistos de un significado objetivo y perdurable. “Ahí Cervantes trasciende lo libresco, lo erudito, lo novelesco”, considera.