Esmeralda Martínez Duro, antigua alumna y actual investigadora de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de Albacete, ha recibido el Primer Premio Nacional Fin de Carrera de Ingenieros de Montes del curso 2002-2003. Este galardón, que recibirá antes de que finalice el año, le ha sido otorgado por el Ministerio de Educación y Ciencia en reconocimiento a su brillante currículum académico.
Esmeralda siempre quiso ser ingeniera, tenía esa ilusión desde pequeña y ya apuntaba maneras por su predilección hacia las matemáticas y las ciencias. Esta joven de 24 años asegura que se fue despertando en ella un espíritu verde, ecologista, que le encaminó hacia un punto intermedio, pues afirma que “la Ingeniería de Montes es el equilibrio entre las demás ingenierías -algo más frías y mucho más abstractas- y la Naturaleza, a la que yo podía ayudar desde un lado más técnico”. Nueve matrículas de honor y 14 sobresalientes engalanan un expediente madurado a lo largo de 5 años de carrera. Ella alega que “sudor y lágrimas me ha costado”.
Su vocación por la Ingeniería no le viene de familia, de hecho ella es la primera mujer con carrera universitaria de la casa. Lo que sí que es verdad, asegura, “es que en mi familia siempre hemos salido mucho al campo y nos gusta disfrutar del aire libre”. Pese a su inmaculado expediente, Esmeralda aún recuerda las asignaturas que se le pusieron cuesta arriba y las noches de insomnio por culpa de la Botánica Forestal: “...no había manera de estudiarme aquellos nombres en latín y sus características, me costó un verano prepararla, pero la vida da muchas vueltas y ahora trabajo con los profesores de botánica”. Sobre su predilecta, la Genética y Mejora Forestal, confiesa que “es fascinante estudiar cómo la naturaleza pone a tu disposición un abanico tan amplio de posibilidades y te deja elegir aquello que te parezca más conveniente para cada zona. La mejora forestal es el modo que nos da la naturaleza para que la ayudemos a adaptarse a los cambios que vienen”.
Tras la euforia lógica al saberse ganadora de un Premio tan importante – que se concede a los 66 mejores expedientes de las disciplinas que se imparten en España- la joven reflexiona: “valoro mucho la oportunidad que se me presenta para poder conseguir una beca de investigación, pues ahora pienso únicamente en desarrollar mi potencial como investigadora y compaginarlo, si es posible, con el ejercicio de la docencia en la UCLM”.
A este galardón hay que sumarle otros conseguidos en su corta trayectoria: el “Premio Extraordinario de Ingeniería de Montes de la Universidad de Lérida” (Universidad donde cursó la Ingeniería Superior); el “Premio Bernardo de la Torre Rojas” al Mejor Proyecto Final de Carrera concedido por el Colegio Oficial de Ingenieros de Montes de Cataluña; y el Premio al Mejor Expediente de Ingeniería Técnica Forestal, otorgado por la UCLM.
En la actualidad desarrolla su actividad investigadora en la Escuela de Agrónomos de Albacete gracias a un convenio con la Consejería de Agricultura en el que estudia la sucesión vegetal tras el abandono de cultivos. Se trata de comprobar si la naturaleza por sí misma puede recuperar una zona alterada por el hombre (con alto contenido en yesos) tras muchos años de perturbación, comprobando también el tiempo que esto requiere.