La UCLM rendirá esta tarde un homenaje al catedrático e impulsor del comienzo de la actividad universitaria en la Región, Francisco Martín García, fallecido recientemente. En el transcurso del acto, organizado por la Facultad de Letras y al que aistirán familiares, amigos, compañeros y alumnos del profesor Martín, se presentará el libro Charisterion Francisco Martín García oblatum y tendrá lugar un recital a cargo del grupo de música neogriega “Cafodío”.
La Facultad de Letras rendirá esta tarde un homenaje al catedrático de Filología Griega de la UCLM, Francisco Martín García, fallecido recientemente. Al acto aistirán el rector de la UCLM, Ernesto Martínez Ataz; el vicerrector del Campus, José María Menéndez; la decana del centro, Elena González Cárdenas; el director de la Biblioteca Universitaria, Francisco Alía; y Antonio Bravo, catedrático de Filología Griega de la Universidad Complutense.
En el homenaje se presentará la obra Charisterion Francisco Martín García oblatum, a cargo de Antonio Bravo, y se celebrará un recital de música neogriega, de la que era gran admirador.
Francisco Martín formó parte del claustro del incipiente Colegio Universitario de Ciudad Real, que acabaría incorporándose a la todavía nonata Universidad de Castilla-La Mancha. Fue testigo e impulsor, por tanto, del comienzo de la actividad universitaria en la Región.
Tras doctorarse en 1979, colaboró, para el CSIC, en la primera fase del Diccionario Griego-Español. Trabajo ampliamente la obra de Polieno y Plutarco –con siete artículos y un volumen de la Biblioteca Clásica Gredos-. También dedicó gran atención a la lexicografía griega, mediante la publicación en Georg Olms de siete libros de índices de diversos autores. También destaca su interés por el género fabulístico, con libros y artículos sobre Babrio, Esopo y, muy especialmente, la pervivencia de la fábula esópica en la literatura castellana. En los últimos años su ámbito de trabajo, sin abandonar los campos anteriores, se transformó notablemente y alcanzó a la literatura bizantina, la neogriega y la recepción de los clásicos griegos en occidente en el siglo XIV. Fruto de ello son sus libros sobre Zonaras, las Canciones Populares Griegas y el Libro de los Enperadores de Juan Fernández de Heredia.
En unos años muy difíciles para la pervivencia de los estudios clásicos, fue permanente su aliento para no cejar en su defensa, tanto en el ámbito universitario como en el de la Enseñanza Media. Con frecuencia prestaba su ayuda para la organización de obras de teatro clásico, recitales de música griega, cursos de actualización del profesorado y otras actividades que sirvieran para hacer más presente el mundo clásico a la sociedad actual. Todo ello sin olvidar su condición de Presidente de la Delegación Castellano-Manchega de la Sociedad Española de Estudios Clásicos, a la que dedicaba su atención convencido de la importancia para las Humanidades.