La Facultad de Humanidades de Albacete ha acogido, durante los últimos tres días, el último de los cursos de verano de la UCLM en este campus . Centrado en el tema de la transición en Castilla-La Mancha, este curso ha reunido a historiadores, antropólogos, profesores y políticos que han valorado los aspectos fundamentales y las anécdotas que marcaron aquella época crucial en la historia de España y la región. Tras la participación en días precedentes del vicepresidente de la Junta de Comunidades, José María Barreda y de historiadores como José Álvarez Junco y Miguel Lucas, hoy se ha contado con la presencia del europarlamentario y catedrático de sociología Juan de Dios Izquierdo y el profesor de la Universidad Regional Isidro Sánchez, para concluir con una mesa redonda en la que distintos representantes políticos ofrecerán su valoración de lo ocurrido.
Bajo el título “Sociología electoral en Castilla-La Mancha durante la Transición”, Juan de Dios Izquierdo, ha explicado cómo la región, en el inicio de la transición española, era uno de esos territorios que Maravall denomina “territorios no movilizados”, pues en los años 75 76 y 77 las circunstancias territoriales y la evolución económica de esta zona no eran favorables para la existencia de una masa crítica que llevara a cabo las movilizaciones sociales. Ha comentado Izquierdo que “el nivel de concentración de actividad rural superaba con creces al resto de España, por lo que la democracia irrumpió por sorpresa y las libertades casi le vinieron dadas”. Pese a eso, el europarlamentario socialista afirmó que Castilla-La Mancha se ajustó muy rápidamente a la situación, lo que se dejó notar en las primeras elecciones, donde ya hubo una transición favorable a UCD, y en las de 1979, en las que Albacete y Ciudad Real mostraron su mensaje más avanzado y progresista.
Como momentos clave en la historia regional, Izquierdo destacó las elecciones de 1979, y las de 1983, cuando, dijo, “ se inicia el proceso autonómico y aparecen presidentes, como José Bono, que sujetan las riendas de unos presupuestos importantes y tienen una incidencia clave en las distintas Comunidades Autónomas”. Izquierdo también ha destacado que “se puede decir que en Castilla-La Mancha estamos viviendo una sociología electoral de excepción marcada por la figura hegemónica de José Bono”, preguntándose qué correlación de fuerzas existiría en la región en el caso de que Bono dejara la presidencia. En otro orden de cosas, nos habló de la necesidad de crear un instituto sociológico de opinión para ver la evolución de las actitudes y comportamientos de los castellano-manchegos que, a su juicio, debería residenciarse en la Universidad.
Por su parte, el profesor Isidro Sánchez, se centró en la historia de La Universidad de Castilla-La Mancha y su labor vertebradora de la región. El profesor dijo que “son ya 16 años de funcionamiento efectivo aunque se cumple el 20 aniversario de la creación, que se produjo por la ley de 1982”. En su ponencia quiso hablar de la desaparición de los centros históricos de Almagro, Sigüenza y Toledo y se centró también en la posguerra para incidir en las primeras aspiraciones universitarias que ya empezaban a manifestarse con la creación de centros dependientes de otras universidades españolas. El profesor dijo que “es a partir de la década del 69-79, cuando se ponen en marcha toda una serie de centros universitarios dependientes siempre de otras Universidades, como Murcia o Madrid”. Pese a la mala calidad, por la falta de medios, esos centros serán los que condicionen todo el trabajo que se haga a partir de 1983, cuando la Universidad se convierte en un claro objetivo político tanto por parte de UCD, que hace la ley de creación de la Universidad, como del PSOE, que dará los pasos necesarios para la puesta en marcha de la Universidad de Castilla-la Mancha en 1985. Por último dijo que “La Universidad es hija de la transición y de la autonomía”, y afirmó que lo que ha hecho la Universidad, más que asentar la democracia, es ayudar a la vertebración regional, mediante la creación de lazos personales y sociales, e impulsar al tejido productivo y económico de Castilla-La Mancha.