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Los resultados se han publicado en el último número de la revista Science

Investigadores de la UCLM y del CSIC demuestran que los machos de ciervo eligen el sexo de sus crias

01/12/2006
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Investigadores de la UCLM y del CSIC demuestran que los machos de ciervo eligen el sexo de sus crias

01/12/2006


Un equipo de científicos españoles formado por investigadores de la Universidad de Castilla-La Mancha -adscritos al Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC)- y del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC), ha sido el primero en demostrar que los machos de ciervo más fértiles generan una mayor proporción de machos en su descendencia, mientras que los menos fértiles producen una mayor proporción de hembras. Los resultados de este estudio aparecen en el último número de la prestigiosa revista Science, referente internacional en el ámbito de las publicaciones científicas.
En la especie humana, muchas parejas tienen claras preferencias sobre el sexo de sus hijos, pero el resultado no siempre responde a sus expectativas. Sin embargo, este estudio permite afirmar que, en la naturaleza, los progenitores producen crías del sexo que produzca más descendientes y que les permita transmitir más genes a la siguiente generación.
Así lo demuestra la investigación llevada a cabo entre el grupo del profesor Julián Garde (UCLM), y el de Montserrat Gomendio y Eduardo Roldán, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC), que analiza, por primera vez, la posibilidad de que los machos de ciervo más fértiles produzcan una mayor proporción de crías macho, cuyo éxito reproductivo se puede ver incrementado al heredar de sus padres las características seminales que determinan una elevada fertilidad. Por otra parte, los machos menos fértiles producen crías hembra que, al no heredar una mala calidad de eyaculado, no se verán afectadas por la baja fertilidad del padre.
Estudios anteriores -desarrollados exclusivamente en hembras- habían demostrado que las ciervas dominantes producían más machos, mientras que las subordinadas producían más hembras. Esto es debido a que los machos más fuertes y fértiles, al hacerse dueños de los territorios con más comida, defienden allí a sus grupos de hembras facilitándoles el acceso a los mejores pastos, lo que permite a estas madres el poder dar a sus hijos más leche y de mejor calidad. Los que no tengan territorio, los menos fuertes, igualmente tratarán de defender a sus grupos de hembras que, en este caso, producirán hijas cuyo éxito reproductivo no depende tanto de la calidad de la lactancia ni de su tamaño al llegar a adultas. Estos sesgos en el sexo de las crías tienen consecuencias importantes para el éxito reproductivo de las madres, pues las dominantes pueden amamantar con más calidad, lo que asegura un crecimiento rápido y un gran tamaño corporal cuando son adultos.
Aunque en teoría los machos también se beneficiarían de “manipular” el sexo de sus crías, esta posibilidad no había sido considerada hasta la fecha, de ahí el carácter pionero de este estudio. En el experimento se inseminó a todas las hembras con la misma cantidad de esperma. Sin embargo, en poblaciones naturales, los machos más fértiles tienen testículos de mayor tamaño y producen más espermatozoides. Esto hace pensar que es posible que los efectos encontrados en este estudio sean aún más marcados en la naturaleza, donde las diferencias entre machos, en cuanto al número de espermatozoides, podrían contribuir a generar diferencias en fertilidad aún mayores.
Los mecanismos que permiten a los machos sesgar la proporción de crías hacia un sexo determinado se desconocen. El hecho de que en mamíferos el sexo de las crías venga determinado por el tipo de espermatozoide (portador de cromosoma X ó Y) que fecunda el óvulo, sugiere que los machos podrían tener mayor control sobre los mecanismos de determinación de sexo que en otras especies. El estudio plantea dos posibilidades; en primer lugar, los machos podrían diferir en la proporción de espermatozoides portadores de X e Y en el eyaculado; y en segundo lugar, los espermatozoides portadores del cromosoma Y (que es el que genera crías macho) podrían ser más competitivos en machos más fértiles, mientras que los espermatozoides portadores de X (que es el que genera crías hembra) podrían ser más competitivos en machos menos fértiles. Estas diferencias en competitividad de los dos tipos de espermatozoides podrían estar relacionadas con diferencias en morfología, tamaño o función, debidas a la expresión diferencial de genes en los cromosomas sexuales.
Estudios anteriores de estos investigadores ya demostraron que en poblaciones naturales, y en contra de las predicciones, los machos presentan una gran variación en sus tasas de fertilidad. Las características determinantes de la fertilidad de un macho son la proporción de espermatozoides normales y su velocidad de natación, concluyendo que los machos más fértiles tienen cuernas de mayor tamaño y más elaboradas, a lo que ahora añaden que es posible que las crías macho también se beneficien al heredar este rasgo.
Un equipo con una trayectoria consolidada
El equipo responsable de este trabajo en la UCLM pertenece al grupo de investigación de Biología de la Reproducción, dirigido por el catedrático, y Académico de Número de la Real Academia de Ciencias Veterinarias de España, José Julián Garde López-Brea, y compuesto además por 4 doctores contratados y 3 becarios predoctorales. Creado hace 10 años, este consolidado equipo trabaja en la aplicación de técnicas de reproducción asistida y en la resolución de problemas de conservación en especies y razas domésticas y silvestres. El grupo fue pionero en España en la aplicación de inseminación artificial con semen congelado en el ciervo Ibérico y, de igual forma, trabaja aplicando estas tecnologías reproductivas a la conservación de razas autóctonas en peligro de extinción, como la variedad negra de la raza ovina manchega.

Albacete, 30 de Noviembre de 2006

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