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Felipe B. Pedraza participa en los "Coloquios cervantinos en el IV centenario de la publicación de El Quijote"

Segun Pedraza, Lope aprovecho la grandeza de Cervantes para enriquecer su propia obra

03/03/2005
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Segun Pedraza, Lope aprovecho la grandeza de Cervantes para enriquecer su propia obra

03/03/2005

Con el título “Cervantes y Lope de Vega, historia de una enemistad”, Felipe B. Pedraza, director del Departamento de Filología Hispánica de la Facultad de Letras de Ciudad Real, ha realizado esta tarde dentro del ciclo “Coloquios cervantinos” un recorrido por las complejas relaciones entre las dos grandes figuras del Siglo de Oro. Pedraza partió de una primera etapa en la que además de compañeros de generación poética fueron amigos y concluyó con los últimos días de Lope de Vega como autor, cuando, una vez muerto Cervantes, el poeta y dramaturgo supo aprovechar la grandeza cervantina para enriquecer sus propias obras.
“Cuando Cervantes se reincorpora a la vida literaria después del cautiverio, encuentra un grupo de poetas quince años más jóvenes con los que inicia una relación cordial”, explica el profesor Pedraza. Esta etapa se extiende desde 1580 hasta 1604, año en que Lope de Vega ya era un personaje extremadamente célebre mientras que Cervantes sólo había publicado La Galatea. “En ese momento aparecen una serie de sátiras contra Lope que en su entorno atribuyen a Cervantes. Le dan la réplica con un soneto igualmente agresivo y cuando aparece El Quijote, Cervantes ofrece la contrarréplica con las críticas del preámbulo y el capítulo 48. “Incluso hay una hipótesis que afirma que la figura de Don Quijote ridiculiza al propio Lope de Vega, que pretendía hacerse pasar por caballero”, afirma Pedraza.
Se produjo entonces la ruptura definitiva de relaciones. “El Quijote es una sátira literaria especialmente contra la literatura fantástica y diversión de la que era el paladín Lope”, indica Pedraza. Para el profesor, “del círculo de Lope salió el Quijote de Avellaneda, que es una defensa de Lope y un ataque a Cervantes, pero que curiosamente impulsó a Cervantes a escribir la segunda parte del libro. De este modo, Lope interviene indirectamente en los dos quijotes”.
En una tercera fase en sus frías relaciones, Lope se percató del éxito de la novela cervantina y la recreó en las novelas a Marcia Leonarda, donde hay, según el profesor, una serie de elogios tasados hacia la figura de Cervantes. “Al final, muerto Cervantes, se aprecia en la obra de Lope un aprendizaje de la ironía y el escepticismo de Cervantes. Tanto en La Dorotea como en las Rimas de Burguillos, que escribe ya pasados los 70, son obras marcadas por Cervantes, incluso llega a aceptar literalmente que él es don Quijote de Castilla, a través de un alter ego”, añade.
“Lo cierto, -concluye Pedraza-, es que los artistas tienen un talón de Aquiles que es la envidia, que es también lo que les espolea a crear. Todos los grandes artistas saben aprovechar la grandeza de sus rivales para enriquecer su propia obra, y Lope reelaboró ciertos elementos cervantinos en muchas de sus últimas creaciones. Las novelas a Marcia Leonarda son a la vez una imitación de Cervantes y una desviación del modelo cervantino”.
Los “Coloquios cervantinos en el IV centenario de la publicación de El Quijote” se clausurarán mañana con la intervención de José María Madrigal, que pronunciará la conferencia “El Quijote de Tirso” y de José Manuel Lucía Megías, cuya intervención lleva por título “Los primeros ilustradores del Quijote”.

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