El hall del Edificio Benjamín Palencia del Campus de Albacete, sede de la Facultad de Humanidades y de la Escuela Universitaria de Enfermería, acogerá hasta el próximo 22 de julio una colección formada por 90 grabados originales del pintor Fernando Verdugo (Sevilla l942). Las obras corresponden a las series “Sevilla”, “Piscinas” y “Arquitecturas ideales”, que el autor ha trabado desde la década de los noventa hasta hoy.
La cuarta edición del programa veraniego de la UCLM “Cultura de Estío” trae al Campus de Albacete parte de la obra de un pintor que inició su carrera plástica en 1966 al recibir el premio de pintura establecido por la galería La Pasarela, impulsora de la renovación del arte sevillano.
Después de trasladarse a Madrid en el año 68, reside un año en Nueva York donde instala su taller y realiza una serie de litografías para el editor de arte neoyorquino, Leon Amiel. Sin perder de vista los acontecimientos políticos de España, Verdugo, siempre estimulado por el dinamismo de los movimientos artísticos internacionales viaja a menudo a Francia, y reside durante nueve años en Holanda. Trabaja para la galería D´Eendt de Amsterdam, y entra en contacto con el surrealismo nórdico.
A partir de 1991, Verdugo se ve inmerso en un planteamiento plástico y personal que le lleva a trabajar sobre la idea de "piel pictórica" y la reconstrucción de una caligrafía del hombre sobre la materia. Su aproximación plástica a la ciudad donde nació rescata las texturas de los muros del pasado en un ejercicio de color y de signos icónicos hasta llegar a formulaciones de extrema síntesis tal como ha señalado Juan Manuel Bonet: "pura Sevilla son también los cuadros más abstractos, más despojados, más sintéticos, aquellos donde la cal, en plan casi espacialista, lo ocupa todo".
En los últimos años la pintura para Verdugo conlleva una metódica experimentación formal que le permite centrarse en la expresión de la materia pictórica por sí misma, conciliando rigor y libertad. La idea central es trabajar la superficie de la memoria, la superficie de las cosas que vemos, de esas caras de la tierra, de los muros que nos protegen y en los que vemos pasar el tiempo a través de sus huellas. Son los colores y los materiales de siempre, el tratamiento clásico para llegar a un lugar diferente.
A partir del año 2000 toma una importancia capital la arquitectura como “leit motiv” y como estructura interna del cuadro.
GABINETE COMUNICACIÓN UCLM
Albacete, 23 de Junio de 2005