El acoso moral en el trabajo, o como algunos le han llamado dramáticamente “Psicoterror laboral” o “mobbing”, pone de manifiesto la importante expansión de este fenómeno en los últimos años. La Facultad de Ciencias Sociales del Campus conquense acoge unas jornadas para tratar de moldear jurídicamente el concepto de acoso moral, que puede provenir desde disciplinas ajenas al ámbito laboral, como es la medicina, la psicología o la sociología.
Con la asistencia de Maria Ángeles Zurilla, decana de la Facultad de Ciencias sociales, Ignacio García Perrote, catedrático de derecho del trabajo de la UCLM y Jesús Molinero, profesor titular de Derecho del Trabajo y secretario del encuentro, se han inaugurado esta mañana las jornadas Acoso Moral en los lugares del Trabajo.
La actualidad que presenta el tema y relevancia judicial que ha ido adquiriendo el acoso moral que se produce en los lugares de trabajo entre los propios trabajadores y jefes a subordinados hacen que estas jornadas, en las que se aborda el “Mobbing” desde el punto de vista del ordenamiento jurídico laboral, estén de plena actualidad.
Lo que se quiere analizar es la situación que se produce cuando unos trabajadores ejercen sobre otros una violencia psicológica extrema, de forma sistemática y recurrente durante un periodo prolongado de tiempo.
Esta cuestión, según el profesor Jesús Molinero, se viene planteando básicamente ante el orden jurisdiccional social y los pronunciamientos de los tribunales ponen de manifiesto la complejidad de la caracterización jurídica que tiene el acoso moral en el trabajo. “De ahí que se trate de moldear jurídicamente el concepto de acoso moral que puede provenir desde disciplinas ajenas al ámbito laboral, como son la medicina, psicología sociología”, comenta Molinero.
El acoso moral en el trabajo, como algunos le han llamado dramáticamente “Psicoterror laboral” o mobbing –anglófonos- y bulling –americanos- pone de manifiesto la expansión de este fenómeno en los últimos años, puesto que es muy reciente (desde la década de los años 80) cuando se empieza a constatar su intensidad real. A partir de estos años, comenta Molinero, se ha apreciado su naturaleza polivalente, incluyendo no sólo el acoso sexual o la discriminación por razón de género, si no también la persecución, el agravio, la presión psicológica por uno o varios miembros del equipo de trabajo con la complicidad o la aquiescencia del resto. Lo que se conoce vulgarmente como el síndrome del “chivo expiatorio”.