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El estreno de la película "Mar Adentro" reabre el debate sobre el derecho a elegir la propia muerte

El profesor Diaz Pintos advierte de las repercusiones sociales de regular la eutanasia

03/09/2004
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El profesor Diaz Pintos advierte de las repercusiones sociales de regular la eutanasia

03/09/2004

El estreno mañana viernes de la película de Alejandro Amenábar “Mar Adentro”, que narra el conflicto interior que sufrió Ramón Sanpedro en su lucha por lograr una muerte digna, ha vuelto a reabrir el debate en torno a la eutanasia. El profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) y experto en bioética Guillermo Díaz Pintos advierte de las repercusiones sociales que se derivarían de la regulación de una práctica que, a su juicio, implica la objetivación en un texto legal de juicios morales subjetivos, algo que se le antoja demasiado complejo.
“Pero me despierto siempre/y siempre quiero estar muerto/para seguir con mi boca/enredada en tus cabellos”. Este verso escrito por Ramón Sanpedro, que puede escucharse en el vídeo promocional de “Mar Adentro”, materializa el épico combate que emprendió una persona tetrapléjica, inmovilizada en una cama durante treinta años, por lograr una muerte digna. A su lado, dos mujeres que simbolizan respectivamente la lucha por la vida y la libertad en la elección de la propia muerte. Dos puntos de vista antagónicos o quizá complementarios que en opinión del profesor son los que entran en conflicto en un asunto tan terriblemente difícil como el de la regulación de la eutanasia.
Díaz Pintos, coorganizador de la V Concentración Internacional de Bioética que la UCLM celebró en Almagro en 2002, recuerda que el debate no es nuevo en España. Los diputados han tenido la ocasión de discutir sobre este asunto en varias ocasiones, una de las últimas en 1998 a propósito de una pregunta parlamentaria de Izquierda Unida, a la que el diputado popular Andrés Ollero respondió, entre otras cuestiones, aludiendo a las repercusiones sociales que se derivarían de lo que podría considerarse como una decisión estrictamente personal. En este sentido, el profesor de la UCLM subraya la diferencia entre la justificación moral para decidir la abolición del propio yo y su transformación en un derecho susceptible de ser reivindicado y, por consiguiente, que afecta a terceras personas. “El suicida –afirma el profesor- toma una decisión personal de acabar con su vida y nadie tiene autoridad suficiente para convencerle de lo contrario, porque el último criterio moral es la propia conciencia. Pero legislar sobre eutanasia significa convertir ese juicio moral legítimo, que incluso puede ser heroico –hay gente que muere por los demás-, en un derecho. Sobre la base de ese juicio moral puede exigir a otra persona, al estado, a un médico, que ejecute ese juicio. ¿Qué ocurre, entonces?”.

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