La Facultad de Medicina de Albacete de la Universidad Regional, es la primera en nuestro país en llevar a cabo de forma sistemática, un examen objetivo sobre competencias clínicas de los alumnos del segundo ciclo de formación. El objetivo de esta técnica de evaluación, conocida como OSCE (Examen Clínico Objetivo Estructurado), es explorar áreas competenciales tales como razonamiento clínico, toma de decisiones, resolución de problemas y habilidad en las relaciones interpersonales.
Los estudiantes afrontan situaciones simuladas por actores que interpretan a pacientes en consultas clínicas, mientras son observados a través de un cristal opaco por los examinadores. Las pruebas, realizadas recientemente, por un total de 138 alumnos de 4º y 5º curso, inciden en la competencia profesional como garantía de calidad de los servicios sanitarios.
El desarrollo de estos ejercicios prácticos se basa en un circuito de estaciones de evaluación. En cada estación el estudiante se enfrenta a una situación que evalúa competencias clínicas y conocimientos médicos específicos. Los estudiantes rotan en forma sucesiva y simultánea a través de las estaciones con intervalos de igual duración. La objetividad es alta ya que cada estudiante es expuesto a la misma situación simulada, con o sin pacientes estandarizados, y es examinado por el mismo evaluador, quien aplica criterios prediseñados iguales para todos los estudiantes.
La complejidad de este tipo de examen exige, por parte de los profesores clínicos de la facultad, un diseño previo de los diversos casos que reflejen las competencias que deban adquirirse. Junto a la preparación de los pacientes simulados y la recreación del ambiente adecuado deben elaborarse unas plantillas de corrección que valoren objetivamente cada capacidad profesional estudiada. Las ventajas de carácter académico que aportan estos exámenes, evaluando un gran número de habilidades, competencias clínicas y especialmente la relación médico-paciente, compensan las mayores recursos, tanto humanos como materiales, que son necesarios.
El reto es la formación íntegra del profesional médico, consiguiendo que el alumno adquiera las habilidades necesarias durante su etapa universitaria para afrontar con éxito la multitud de situaciones que pueden darse en el desarrollo cotidiano de su profesión, especialmente lo relativo a la comunicación con sus pacientes, la identificación de sus problemas de salud y la toma de decisiones adecuadas.