La investigación titulada “heterogeneidad longitudinal resistente de las líneas de alta velocidad: la transición terraplén-estructura”, que ha sido realizada por la profesora de Caminos de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) Inmaculada Gallego, ha recibido uno de los premios ANCI 2006, que entrega la Asociación Nacional de Constructores Independientes, de manos de la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez. En su estudio propone soluciones a los “baches” en las líneas de alta velocidad que pueden generar situaciones de peligro.
La Ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, hizo entrega recientemente de un accésit del premio ANCI 2006, que concede la Asociación Nacional de Constructores Independientes, a la profesora de la Escuela de Caminos de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) Inmaculada Gallego, por una investigación sobre la transición entre las estructuras (puentes, viaductos o pontones) y el propio terreno. Esta situación genera “baches” en la unión de las dos superficies que pueden crear problemas al paso de los trenes de alta velocidad.
Bajo el título “heterogeneidad longitudinal resistente de las líneas de alta velocidad: la transición terraplén-estructura”, la profesora Gallego informa de que “en el diseño de toda vía férrea existen situaciones en las que es necesario introducir una estructura en la vía, bien sea puente, viaducto o pontón”. Esta circunstancia es aún más frecuente en las líneas de alta velocidad, ya que los criterios de trazado -fundamentalmente pendientes y radios de curvatura- son más estrictos que para líneas convencionales. La introducción de una estructura condiciona la aparición de un punto con un cambio brusco en la rigidez vertical de una sección transversal a otra.
Según esta investigadora de la UCLM “la experiencia ha demostrado que estas zonas de transición entre terraplén y estructura son la fuente de muchos problemas, produciéndose asientos diferenciales entre secciones transversales contiguas y originando lo que se conoce como “bache”. Para disminuir este desfavorable efecto que se produce cuando existe una estructura en la vía, se diseñan las denominadas “cuñas de transición“, en una longitud determinada entre la estructura y el terraplén de acceso a ésta.
Sin embargo, continua Inmaculada Gallego “a pesar de esta disposición estructural no se ha podido lograr aún una solución de diseño que reduzca notablemente los defectos de calidad geométrica de la vía que se observan en las mencionadas zonas, incrementando de forma relevante los costes de mantenimiento de las líneas de Alta Velocidad”. Por ello es necesario avanzar en un mejor conocimiento de los fenómenos de interacción vía-vehículo en las transiciones terraplén-estructura y obtener recomendaciones de diseño para estas zonas.
Gabinete de Comunicación. viernes, 4 de mayo de 2007