Antonio Rey Hazas, profesor de Literatura de la Universidad Autónoma de Madrid, estudioso de la obra cervantina, responsable de su digitalización completa y coeditor de de una de las tres versiones más repetidas en las librerías, ha expuesto esta tarde en los “Colquios cervantinos” las claves de la vigencia de El Quijote cuatrocientos años después de su publicación. “Uno de los elementos que hacen de El Quijote un texto absolutamente inusual es la relación entre la vida y la literatura”, manifestó el profesor.
“La poética de la libertad”, o lo que es lo mismo, la relación existente entre literatura y vida, explica, según Rey Hazas, la vigencia de El Quijote cuatro siglos después de su publicación. Corrobora esta afirmación un estudio realizado en 2002 por el Instituto Noruego del Libro, que Rey Hazas señaló y que concluyó con la designación de El Quijote como la obra más importante de la literatura universal, doblando en número de votos a “En busca del tiempo perdido”, de Marcel Proust, que quedó la segunda. También Dostoievsky, uno de los autores más admirados por el profesor, hacía de El Quijote el testamento de la humanidad al definirlo como “la ironía más honda que el hombre ha sido capaz de conseguir”.
Para Rey Hazas “no hay otra forma de escribir que no sea llevando a la literatura experiencias de la propia vida”. Así lo hizo Cervantes y así expresó su particular canto a la libertad, poniendo en boca de Don Quijote una de las sentencias más famosas de la novela: “La libertad, Sancho, es el don que a los hombres dieron los dioses, por ella, sí como por la honra, se debe jugar la vida”. Según el profesor, Cervantes aprendió en Argel el valor de la libertad, y del mismo modo que usó la vida para la literatura, quiso usar la literatura para la vida. “No lo consiguió, -afirma-, pero sí logró crear un mito, el que hoy esgrimen en Chiapas como símbolo de libertad o el que define Milán Kundera como alegato libertario desde la Checoslovaquia oprimida”.
Toledo en 1605
Hilario Rodríguez de Gracia, profesor del departamento de Geografía y Ordenación del Territorio de la E. U. de Magisterio de Toledo, abrió el segundo coloquio de la tarde con la conferencia “Toledo en 1605”. Rodríguez definió el Toledo de comienzos del siglo XVII como una ciudad con una industria pujante en sedas y lanas y con intensa actividad comercial, concentrada en manos de conversos e italianos. “Los genoveses se dedicaban prioritariamente al intercambio de mercancía. Se llevaban la lana de la Sagra y Talavera y regresaban con aceros para fabricar espadas, telas y mármoles para los sepulcros”, afirma el profesor. Rodríguez explicó también cómo era el interior de la ciudad, con sus personajes, centrándose en el Cabildo catedralicio. “Bernardo de Sandoval y Rojas, entonces arzobispo, practicaba abiertamente el nepotismo”, explicó Rodríguez, que completó su perfil de Toledo en la Edad Moderna hablando sobre la vida en los conventos, los sistemas de avituallamiento de la ciudad y los elementos más marginales de la sociedad toledana, es decir, los pobres, los esclavos y los visitantes asiduos de los hospitales.
Los “Coloquios cervantinos en el IV centenario de El Quijote”, organizados por la Facultad de Humanidades de Toledo y el IES Alfonso X el Sabio, tendrán lugar hasta el próximo viernes en el Teatrillo de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de Toledo, con la intervención de prestigiosos cervantistas que tratarán de clarificar los vínculos existentes entre Cervantes, El Quijote y Toledo.