Se estima que hay 120 millones de emigrantes en el mundo, aunque la cifra es pequeña si consideramos que somos seis mil millones en el planeta. En España, en este momento viven aproximadamente 44 millones de personas, según el Instituto Nacional de estadística, y unos 3.500.000 son inmigrantes, representando el 8% de la población española. España, país de emigrantes, se convierte así en un país moderno que atrae sobre todo a personas de América Latina, África y Europa oriental.
El vicerrector del Campus de Cuenca y Extensión Universitaria, José Ignacio Albentosa, acompañado de Tomás Fernández, director del curso y Antón Saracíbar, presidente de la Fundación Largo Caballero, ha inaugurado esta mañana en el Museo Arqueológico de Cuenca el curso de verano De la España de emigra a la España que acoge.
España es un ejemplo clásico de país de emigración desde la primera expulsión de los moriscos por parte de los Reyes Católicos en 1492, hasta las crisis económicas de los años 70, cuando aún salían multitud de emigrantes a trabajar a Francia por el enorme retraso que había en las zonas rurales españolas y las elevadas tasas de Paro.
Según Tomás Fernández “La eclosión de derechos y libertades de la Constitución Española de 1978 y la aparición de un modelo de bienestar español hacen que la balanza de emigración vaya de los que salen a los que entran. La garantía de atención en cuanto a necesidades básicas se refiere –salud, educación, pensiones y servicios sociales- frena el viaje sin retorno de los españoles y pone España en el punto de mira de africanos, americanos del sur y europeos orientales.
Antón Saracíbar, que preside la Fundación Largo Caballero, cree que el fenómeno de la emigración “es el reto más importante del mundo en los próximos años”. Para el líder sindicalista de UGT “es esencial una política de inmigración que tenga como ejes la integración del inmigrante, la cooperación al desarrollo con los países que producen el fenómeno y la colaboración entre instituciones y ong para el desarrollo de programas conjuntos.
Como datos relevantes, Saracíbar comentó que el año pasado “se gastaron 17 millones de dólares en comida para animales de compañía, mientras que no se llegó a la cifra de 13 millones que servirían para erradicar el hambre en África, o, mientras que en Europa se subvenciona cada vaca con 913 euros anuales, no se llega a ocho dólares por persona en África”. Estos datos, según Saracíbar son suficientes para que los habitantes del continente africano no se lo piensen dos veces y emprendan el viaje hacia Europa con las trágicas consecuencias que suele tener en demasiadas ocasiones.
A lo largo de tres días van a pasar por el Museo de Cuenca profesores que analizarán los aspectos políticos, históricos, jurídicos, sociológicos o sindicales de la inmigración, con el ánimo de comprender las tendencias del cambio que se producirá en España en los próximos años.