El Centro de Estudios de Castilla-La Mancha, en su sede del Campus de Ciudad Real, acoge, hasta el próximo 30 de enero, la exposición “Paisajes y rostros de guerrilla” del fotógrafo José Mª. Azcárraga.
El objetivo de estas fotografías es recomponer para la memoria el escenario rural que sirvió de telón de fondo a las intensas y desgarradoras historias de guerrilla.
Según comenta el autor, la huella del pasado permanece en el paisaje. De alguna forma la historia, las historias, impregnan las piedras y dejan su huella en el espacio donde acontecieron. Cuando un paisaje es, o ha sido habitado, algo cuenta de sus moradores, pero cuando en ese mismo paisaje se desarrollaron acontecimientos trágicos o dramáticos, la huella es mucho más profunda. Las piedras, incluso el viento con sus murmullos, nos acercan la impronta del pasado como si del eco se trataran.
En las serranías de cuenca, Teruel y Valencia –continúa- hoy prácticamente despobladas, es fácil encontrar huellas guerrilleras. A pesar del abandono de estas tierras, forzado en parte por el miedo y en parte por una nueva economía que propició el éxodo a la ciudad, todavía quedan en pie, tal vez por poco tiempo, casas y corrales que sirvieron de escondite o punto de poyo. Entre la espesura del bosque, unas piedras amontonadas, unas rústicas escalera o los restos apenas reconocibles de unas cabañas, son el testimonio arqueológico de los campamentos de aquel ejército poco pertrechado que mantuvo viva la llama de la República.
José Mª. Azcárraga señala que recorrer los paisajes donde se desarrollaron los diferentes episodios guerrilleros, donde hombres y mujeres dejaron su piel, es encontrar retazos de aquellas vidas pegados en piedras y troncos.
La exposición podrá visitarse de 9 a 21 horas.