Suele explicarse que el desarrollo de la cultura y de la ciencia de nuestra civilización europea tienen como base fundacional el legado greco-romano y el Renacimiento, y que fueron las grandes universidades europeas (Londres, Paris, Bolonia,...) las precursoras de los principales avances. Sin embargo eso no fue así, o al menos no fueron sólo estas universidades. España, y en particular Toledo, durante los siglos X, XI, XII y XIII, jugaron un papel clave en la consecución de esos avances para el resto del continente. Atesoraba esta ciudad el conocimiento de la ciencia y culturas islámica y judía, y fue la Escuela de Traductores de Toledo, así como el rey Alfonso X, los que establecieron en gran medida esa línea de transmisión del conocimiento desde el último cuarto de la Edad Media hasta el Renacimiento. La recuperación de los conocimientos y culturas griega y latina, sumados a la sabiduría acumulada por los árabes del Califato Omeya, hizo posible la transmisión de importantes tratados científicos y de las grandes obras de filosofía que hasta entonces eran desconocidas en Europa.
Este año se celebra el VIII Centenario del Nacimiento en Toledo de Alfonso X (1221-1284) y el Ayuntamiento y otras instituciones han organizado diferentes eventos con motivo de tal efeméride. Alfonso X, el rey sabio, fue un rey precursor cuyo rico e inmenso legado, que abarca disciplinas tan variadas como la literatura, la justicia, la medicina o la música, favoreció en siglos posteriores un ingente progreso para el desarrollo humano integral y para el bienestar de su pueblo. Su obra abarca toda las ramas del saber. Desvincula el quehacer científico del programa educativo latino-occidental y plantea la investigación científica con una actitud abierta y ajena a las cuestiones filosóficas y teológicas que tan acaloradamente se debatían en las universidades del norte de Europa. Fue un hombre adelantado a su tiempo, legislador y educador, hombre de ciencia y, directamente relacionado con esto, quizá lo más importante, fue el creador de una nueva lengua, el castellano, nexo de unión muy elogiado por musulmanes, judíos y cristianos.
Las dimensiones de los avances en materia científica, y en particular en Matemáticas, fueron extraordinarias. Son hoy patrimonio de excelencia para la Ciudad de Toledo. La Aritmética, la Geometría o la incipiente Teoría de la Probabilidad, así como multitud de avances en Ingeniería, son áreas que se proyectaron desde Toledo a todo el mundo. Azarquiel, Gerardo de Cremona, Rabi Çag o Juanelo Turriano son entre otros, nombres de ilustres que encauzaron ese desarrollo pionero de las matemáticas en Europa y cuyo vínculo con Toledo y Alfonso X es innegable.
Hoy en día, la Universidad de Castilla-La Mancha, la Consejería de Educación y otras instituciones locales y autonómicas, son los resortes de los que dispone nuestra sociedad para seguir la senda humanística que propuso el Rey Sabio. En el contexto de la universidad, y en concreto, dentro del ámbito científico y tecnológico, queremos hoy dar a conocer nuestras intenciones de celebrar un evento para el desarrollo del conocimiento matemático.
Se trata de un workshop sobre ecuaciones diferenciales no locales y optimización. El contenido e importancia de los hallazgos, discusiones, así como de la interconexión que nos propone el evento, no son otra cosa que una prolongación de ese espíritu alfonsí. No pretendiendo ser precursores de nada en particular, pero sí abriendo en la medida de nuestras posibilidades, las puertas a grandes talentos de aquí y de allá, el congreso nos brindará la oportunidad de aunar esfuerzos para agrandar la ventana a la que asomarse para perfeccionar técnicas y habilitarnos en su aplicación a una realidad cada vez más compleja.