El sitio web de la UCLM utiliza cookies propias y de terceros con fines técnicos y de análisis, pero no recaba ni cede datos de carácter personal de los usuarios. Sin embargo, puede haber enlaces a sitios web de terceros, con políticas de cookies distintas a la de la UCLM, que usted podrá aceptar o no cuando acceda a ellos.

Puede obtener más información en la Política de cookies. Aceptar

La obra, ejecutada por Juan Bautista Maíno durante su estancia en Toledo, forma parte de la muestra "Maíno, un maestro por descubrir"

La UCLM presta al Museo del Prado una obra inédita de Juan Bautista Maíno para la primera retrospectiva sobre el autor

25/11/2009
Share: logotipo Twitter

La UCLM presta al Museo del Prado una obra inédita de Juan Bautista Maíno para la primera retrospectiva sobre el autor

25/11/2009

Desde finales de octubre, el lienzo "San Jacinto", ejecutado por Juan Bautista Maíno durante su estancia en el antiguo convento dominico de San Pedro Mártir, actual sede de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de Toledo, forma parte de la muestra "Maíno. Un maestro por descubrir", que el Museo del Prado exhibe hasta el próximo 17 de enero. Esta obra, inédita, ha sido restaurada por la pinacoteca y regresará a su lugar de origen una vez clausurada la exposición.

Juan Bautista Maíno (Pastrana, 1581-Madrid, 1649) es uno de los artistas más originales y más desconocidos de la pintura española de la primera mitad del siglo XVII. La exposición que estos meses acoge El Prado está compuesta por treinta y cinco de las cuarenta obras atribuidas al pintor, siete de ellas inéditas, y otras treinta pinturas de los autores que más influyeron en su producción, entre ellos Caravaggio, Guido Reini o Carracci.
Tras una estancia de formación en Roma, donde experimentó con las nuevas tendencias artísticas que eclosionaban en Italia al filo del 1600, Maíno regreso a España y recibió por parte de la comunidad dominica de San Pedro Mártir el encargo de realizar el Retablo Mayor de su iglesia, actual paraninfo universitario, cuyas obras habían comenzado en 1605 bajo la dirección de Nicolás de Vergara el Mozo.
Con trazas de Juan Bautista Monegro y decoración escultórica a cargo de Giraldo de Merlo, el Retablo se componía de dos cuerpos y tres calles, con un ático rematando la central. Maíno concluyó las pinturas hacia 1614, ya como dominico e inquilino del convento. El artista concibió cuatro lienzos basados en los momentos más importantes de la vida de Jesús: la Venida del Espíritu Santo, el Nacimiento, la Adoración de los Reyes y la Resurrección (las Cuatro Pascuas), que son también los cuatro momentos más importantes del año católico. Completando las obras principales ubicó dos lienzos con San Juan Bautista y San Juan Evangelista, en el banco inferior, y con María Magdalena y San Antonio Abad, en el superior. En el ático dispuso sendos bustos de Santa Catalina de Siena y Santo Domingo de Guzmán.
Como consecuencia del proceso de desamortización llevado a cabo en 1833, todas estas telas y tablas acabaron en el Museo del Prado. Sus lugares de origen se recubrieron con lienzos procedentes de otras instalaciones del convento una vez que la iglesia recuperó su uso, cuando el complejo pasó a manos de la Beneficiencia. Entre ellas, el "San Jacinto" que, con motivo de la muestra sobre Maíno, ha restaurado recientemente el Museo y expuesto al público por primera vez. La obra representa a San Jacinto de Polonia, prior del primer convento dominico de Kiev en el siglo XIII y ha sido datada entre 1620 y 1624. Según explica Leticia Ruiz Gómez, comisaria de la exposición, es posible que este lienzo perteneciera a una colección de santos dominicos encargados al artista de Pastrana para el noviciado del convento de San Esteban de Salamanca.
"San Jacinto" está emparentado estilísticamente con las figuras de Moisés y Arón pintadas por Maíno en el sotocoro de la iglesia de San Pedro Mártir. Datado hacia 1620, el conjunto comprende la decoración central del arco, dedicada a la exaltación de la imagen escultórica de la Virgen María tallada por Giraldo de Merlo, y el intradós del arco, en el que el artista introdujo las figuras monumentales de los patriarcas del Antiguo Testamento.
La obra de Juan Bautista Maíno en la actual iglesia-paraninfo se completa con la decoración mural de la capilla mayor en dos nichos que se abrieron albergar urnas funerarias. Los arcos fueron decorados al temple y al óleo con figuras alegóricas de las cuatro Virtudes Cardinales. Para el historiador Fernando Marías, estas pinturas fueron realizadas hacia 1611 como prueba de lo que posteriormente ejecutó en el sotocoro o bien como encargo inmediatamente posterior a la conclusión del Retablo Mayor.

Toledo, 25 de noviembre de 2009

Más actualidad