“Estando convocados a este acto todas las autoridades académicas y miembros del Claustro procede hacer pública mi decisión de no concurrir a las próximas elecciones, a pesar de que este es el cargo y la carga más bonitos de mi vida y el que más me gusta del mundo”. Con estas palabras, pronunciadas con motivo de la inauguración del curso académico 2003/04, Luis Arroyo hizo pública su intención de no concurrir a las próximas elecciones a Rector, que se celebrarán antes de Navidad cuando el Consejo de Gobierno apruebe el calendario electoral.
El rector tomó esta decisión tras llevar 16 años, repartidos en cuatro mandatos, al frente de la universidad castellano-manchega.
A continuación, ante el claustro universitario, autoridades y público que llenaban el Paraninfo de San Pedro Mártir del Campus de Toledo, Arroyo fue argumentando los motivos que le han llevado a tomar esta decisión, basados, fundamentalmente, en que los tiempos de fundación tienen que acabar y ha llegado el momento de ello y, por tanto, de acometer nuevos retos.
El primero de esos retos es el programa de armonización universitaria europea. Bolonia alude, dijo el rector, a un impulso de reforma de numerosos aspectos de la organización universitaria.
El segundo de ellos es la internacionalización. El curso anterior ha terminado con más de 300 estudiantes de Castilla-La mancha que han estudiado al menos un semestre en universidades de otros países europeos, y que el total de alumnos que poseen ya dicha experiencia supera los 1.500. Pero para que nuestros estudiantes se encuentren en condiciones similares a los de las mejores universidades de mundo, señaló Arroyo, hay que redoblar los programas Erasmus y ampliar, entre otras cosas, el ejemplo de las asignaturas impartidas en lengua extranjera.
El tercer reto es la vinculación con el mundo empresarial de la Región, que, dijo el rector, requiere cambios profundos como, por ejemplo, sustituir en los centros ya consolidados los criterios de carga docente por el de necesidades de investigadores y tecnólogos.
“Estoy seguro que mi no continuidad será un excelente estímulo para que mi corporación, la Universidad, asuma con decisión los nuevos retos. Y estoy seguro también que servirá para que todos cuantos representan algo en Castilla-La Mancha contribuyan a ello, y en primer lugar el Gobierno de Castilla-La Mancha, pues no en vano somos su obra y uno de sus mejores frutos”, concluyó el rector.
Antes de anunciar su decisión Luis Arroyo hizo una breve referencia a la situación actual de la UCLM. En cuanto a infraestructuras, sólo en el curso pasado se han inaugurado más de diez nuevos edificios, como la Facultad de Medicina de Albacete, la Biblioteca General de Cuenca; el centro mixto con Unión Fenosa-Soluziona en Ciudad Real o los nuevos edificios de la Escuela de Magisterio en Toledo, entre otros.
En cuanto a la vida académica, destacó que hoy tenemos un buen abanico de 14 programas de postgrado que son un buen augurio para abordar el nuevo panorama de universalización de los másteres que implica Bolonia.
Y, por último, en investigación merece destacarse que en el presente año la UCLM ha obtenido fondos en convocatorias europeas, nacionales y regionales por valor de 12 millones de euros, con contraste con los 2 millones obtenidos hace cuatro años.
El rector terminó su alocución refiriéndose al último libro del poeta manchego Félix Grande, que tuvo a bien acompañar a Arroyo en lo que será su última inauguración de curso; El abuelo Palancas, que explica la realidad de nuestra región y de sus gentes.
El acto académico contó con la lección inaugural del catedrático de la UCLM Luis Ortega que habló sobre la Constitución Europea. En este mismo acto ha tenido lugar el nombramiento de 48 nuevos doctores y 22 catedráticos y la imposición de becas a tres alumnos que han obtenido un Premio Nacional Fin de Carrera.
El curso fue inaugurado por el vicepresidente de la Junta de Comunidades José María Barreda tras tener palabras de elogio para Luis Arroyo y la labor realizada en estos años al frente de la institución académica.