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Arquitectura Futurista: Enrico Prampolini

Arquitectura Futurista

Enrico Prampolini

 


 

Arquitectura - palabra mágica que desvela la fisonomía de los tiempos y ensalza los atributos de una raza. Palabra que hoy adquiere un valor más universal porque vibra potencialmente en la atmósfera evolutiva de las artes y resume y sintetiza la voluntad íntima del espiritualismo contemporáneo magnetizado y orientado hacia estas fuerzas ascendentes disciplinadas por el "Cosmos arquitectónico".

La importancia que adquiere la arquitectura en la vida del espíritu de un pueblo, por lo tanto, es enorme, dado que no sólo tiene que ver con los problemas técnicos de la construcción o la expresión estilística de ésta, sino que también engloba los problemas inmanentes del dinamismo de la vida cotidiana en relación con los problemas trascendentes de la realidad formal-arquitectónica, contemplando y ensalzando las necesidades étnicas y las razones éticas de cada pueblo en el tiempo y en el espacio.

Por ello, pues, observamos que cada estilo tiene su origen en el espíritu de su tiempo, al igual que cada relación de la conciencia humana se identifica con el propio universo.

Bases para una arquitectura futurista

Los futuristas, mágicos e instintivos, profetas de todo movimiento universal del espíritu, creadores y constructores de la nueva sensibilidad artística, hemos procreado esta tendencia espiritual hacia la arquitectura dirigiendo nuestro activismo estético a la concepción de la unidad cósmica cuyo exponente plástico es la arquitectura.

Virgilio Marchi, arquitecto futurista, en su libro Arquitectura Futurista (publicado por la editorial Campitelli de Foligno) sentó las bases del nuevo edificio futurista, que, junto con la obra del fallecido Sant'Elia y con mis ensayos sobre la atmósfera-estructura (publicados en el "Giornale d'Italia" de 28 de febrero de 1914), representa los fundamentos estéticos y éticos de la Arquitectura Futurista y de la Ciudad Futurista.

La ciudad futurista no es un sueño para nosotros, sino un reflejo estilístico e inmanente del dinamismo de la vida contemporánea que espera impaciente su propia expresión arquitectónica.

 

Lirismo y dinamismo

La concepción arquitectónica futurista puede resumirse en dos términos: lirismo y dinamismo, que han caracterizado la llegada de la estética futurista.

La visión lírica de la idea arquitectónica encuentra su equivalente estilístico en el dinamismo plástico.

La vida es evolución, movimiento; el arte futurista es el estilo del movimiento y la arquitectura futurista es, por lo tanto, el estilo del movimiento materializado en el espacio. Por consiguiente, la arquitectura futurista no debe verse sólo como un desarrollo más de la evolución estética de la arquitectura hacia una adaptación puramente estilística, sino como una visión espiritual del mundo moderno y de las nuevas fuerzas que en él se desencadenan en potencia.

El dominio del aire y de la velocidad han enriquecido nuestra sensibilidad con nuevos valores emocionales y nuevas posibilidades estéticas. El reino de la máquina nos ha abierto de par en par nuevos horizontes estilísticos porque paisajes mecánicos desconocidos se han mostrado ante nuestros ojos, oteadores del más allá, que abrevan en las vivas fuentes del infinito.

Poemas de formas en libertad lanzadas al espacio insaciable -arcos y bóvedas que compiten con el azul infinito - marquesinas en forma abanico proyectadas hacia los horizontes modelados por las nuevas individualidades arquitectónicas, - miles de ojos rectangulares y multiformes bien abiertos al universo, espectadores e intérpretes del constante dinamismo humano, distribuidos sobre planos verticales y horizontales entre poderosas osamentas plásticas en movimiento.

Estrellas metálicas y redes de acero abiertas hacia el mundo atmosférico, a la espera de detener rítmicamente el movimiento de la vida cotidiana animada por rápidos ferrocarriles aéreos y ascensores verticalísimos e inquietos. Altimetrías de terrazas que se ofrecen al inalcanzable azul terrestre y simultaneidades de formas plásticas de bastidores parabólicos que tejen el drama plástico del espacio.

¿Poesía o arquitectura? ¿Imagen lírica o analogía arquitectónica? Nada de todo eso, sino simple y pura arquitectura. Maravillosa y fértil visión creadora de la arquitectura futurista que, dejando para el olvido los simulacros del pasado, se dirige a las constelaciones para erigir las poderosas obras de las ciudades futuristas, centrales explosivas del porvenir.

El estado actual de la arquitectura de vanguardia en el extranjero

 

Mientras en Italia, si se exceptúa nuestra labor de renovación, reina la bestialidad triunfante y la construcción arquitectónica contemporánea se ha convertido en un mercado de especulación individualista sin dignidad en el que la palabra arquitectura sirve para camuflar las evocaciones más romas y los plagios más innobles, en el extranjero la arquitectura ha evolucionado rápidamente, aunque de forma negativa, y ya se imponen nuevos gustos estilísticos y nuevas tendencias arquitectónicas.

La tendencia arquitectónica que más éxito tiene en los diferentes países europeos refleja ese estado de ánimo social que representa un poco la aspiración íntima de todos los grupos artístico-literarios de vanguardia europeos (que no italianos) hacia una concepción democrática y comunista, que afirma la colectividad frente a la individualidad, lo estándar frente a lo individual.

Esta especulación teórica del principio colectivista aplicado a la estética, al arte y a la arquitectura lleva necesariamente al artista creador, al arquitecto, a renunciar a sus facultades creadoras e individuales y a su peculiar expresividad estilística para obedecer a una voluntad única y uniformadora, ajena a su mundo espiritual. ¿Por qué negar a priori los movimientos del espíritu y el gesto imperioso de la fantasía creadora y encadenarlos en el desequilibrio estético del estilo de las relaciones?

Éste es, a fin de cuentas, el producto estético de las recientes obras arquitectónicas que se están imponiendo en el extranjero, sobre todo en Holanda, Francia, Bélgica, Alemania y Checoslovaquia gracias a los arquitectos Oud, Van Doesburg, Van der Welde, Huszár, Berlage, Wils, Bourgeois, Mallet Stevens, Le Corbusier-Saugnier, Mendelssoh, Mies Van der Rohe, Fischer, Novotnu, Walter Gropius, Grochar, Feuerstein y muchos otros valerosísimos pioneros reconstructores de la nueva fisonomía arquitectónica europea.

Hacia la ciudad futurista

 

Los futuristas, aun reconociendo la enorme importancia de las nuevas obras arquitectónicas audazmente erigidas en las calles de Bruselas, Rotterdam, Praga, Berlín y París, a la vista de los atónitos cerebros retrospectivos (destacamos con satisfacción la calle cubista del arquitecto Mallet Stevens en París, así como la Cité Seurat del arquitecto Andrea Lurçat en París, la cité ouvrière de Le Corbusier en Burdeos y la aparición de las arquitecturas futuristas construidas por el arquitecto belga Victor Bourgeois en la Rue de Cubisme en Koelkesberg, en Bélgica) y ante cualquier actitud nihilista de la impotencia colectivista siempre hemos reaccionado con nuestra inagotable fantasía creadora luchando por el triunfo del individuo. Lo mismo en la arquitectura como en el arte nosotros defendemos la unidad frente a la colectividad, la forma completa frente al fragmento. Esta identificación del yo subjetivo con el yo objetivo, del espíritu con la forma, sigue siendo uno de los principios inalienables en los que se basa la obra de la creación humana en sus correspondientes manifestaciones.

Éstos son los principios propulsores en los que se inspira la arquitectura futurista.

Mañana, o tal vez hoy, cuando la fluctuante burguesía intelectual sea barrida del mercado cotidiano y podamos respirar a pleno pulmón la atmósfera de la nueva sensibilidad futurista, el mundo será una gran central futurista electrizada por poliédricas arquitecturas dinámicas que dialogan con los astros.

"La città Futurista", febrero 1928 (Existe una versión reducida en "La città Nouva" a.I, nº 6, 15 de mayo de 1932)